miércoles, 16 de septiembre de 2015

A 'Lady Goal' no la deja su marido salir de Irán

Niloufar Ardalan, de 30 años y apodada "Lady Goal" por su soberbia destreza con el balón, lo tenía todo preparado para participar en el torneo asiático. La ocasión bien lo valía. Es la primera vez que el equipo nacional femenino de Futsala de Irán participa en este campeonato. Pero su sueño se vino abajo cuando su marido le negó el permiso para viajar junto al resto de jugadoras al extranjero, lo que ha obligado a la federación nacional a expulsarla del equipo.

En Irán la ley establece que las mujeres deben obtener el permiso de un hombre de la familia para salir del país. Si son solteras, solicitarán el permiso al padre, y si son casadas, al esposo. El caso de Ardalan es especialmente grave dado que se trata de una de las jugadoras más brillantes de todos los tiempos. En el año 2009, el equipo femenino de Fútbol Sala de Abu Dhabi le ofreció un contrato para jugar en el emirato, pero ésta lo rechazó. En ese momento, la prensa recogió que la jugadora había declinado la oferta por motivos familiares.

Esta vez, Niloufar Ardalan ha decidido no callar. En declaraciones a la agencia Nasimonline, la jugadora ha explicado que su marido, Mehdi Tutunchi, un conocido periodista deportivo, le ha retenido el pasaporte, impidiéndole abandonar el país para participar en el torneo. La mujer ha explicado que su sueño era poder alzar la bandera de Irán en el campeonato, y ha hecho un llamamiento explícito a las autoridades para que, cuando se trate de mujeres deportistas, la ley contemple una excepción.

Según ha trascendido, el marido de Ardalan ha impedido a su mujer salir del país porque las fechas del torneo coinciden con la ceremonia de arranque del curso escolar del hijo del matrimonio. Pero la jugadora, en declaraciones al diario deportivo Gol, se ha defendido asegurando que el primer día de colegio de su hijo es el 19 de septiembre, mientras que el equipo iraní prevé volar a Kuala Lumpur al día siguiente.

Lo sorprendente de esta historia es que Niloufar Ardalan, que llevaba meses entrenado para participar en el torneo, haya aireado el caso en los medios, tratándose de un asunto privado y familiar. Pero Ardalan está dispuesta a llegar hasta el final y ha anunciado que llevará su caso a la Sociedad de Derechos de la Mujer.

"No viajaba fuera de Irán por diversión. Mi objetivo era elevar la bandera de mi país [...]. Soy madre y soy mujer, y no voy a perder mis derechos", ha asegurado. La prohibición de Niloufar Ardalan de participar en el campeonato por decisión expresa de su marido ha reabierto el debate acerca de la segregación de las iraníes en el entorno del deporte.

En Irán las mujeres no pueden asistir a eventos deportivos masculinos. La prohibición existe desde el establecimiento de la República Islámica, en 1979, cuando el nuevo régimen estableció que las mujeres no podían presenciar partidos de fútbol. Pero la ley se volvió más restrictiva aún en 2012, cuando se las excluyó también de los partidos de voleibol. La prohibición se justifica en lo que las autoridades consideran un entorno no apropiado para las mujeres, dado que los jugadores visten con ropa ligera -pantalón corto, prohibido en Irán para hombres y mujeres-. Además, en las gradas los seguidores profieren gritos e insultos, lo que termina de aderezar un ambiente inadecuado los ojos y los oídos femeninos.

El gobierno de Irán ha expresado públicamente su firme oposición a esta discriminación y el propio presidente del gobierno, Hasan Rohani, ha reclamado una modificación de la ley, para que las mujeres puedan entrar en los estadios. Pero el Parlamento iraní está constituido por una mayoría conservadora que se niega a modificar la legislación.

En pasado mes de junio el debate sobre el veto de las mujeres en los eventos deportivos regresó a las cabeceras cuando éstas fueron sistemáticamente excluidas de los partidos de la Liga Mundial de Voleibol masculino que se disputaron en Teherán. Irán se encuentra entre los primeros puestos en esta modalidad a nivel mundial y por primera vez, en treinta años, la capital del país acogió un partido entre enemigos históricos: Irán y Estados Unidos.

La expectación que creó este partido fue tal que el gobierno anunció que estaba intentando gestionar con la administración de justicia una excepción para que las mujeres pudieran entrar. Finalmente, para la decepción de millones de aficionadas, las gradas esa tarde en la que Irán derrotó con un 3-0 a Estados Unidos solo estuvieron ocupadas por hombres.

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